
its strength the fatal attacks against migrant people and people of
migrant descent in Torre Pacheco, Murcia. These facts were not isolated,
but inscribed in a dangerous reactionary escalation in our country.
The PCTE denounces that a narrative deliberately associating
migration and criminality is being implemented and normalized in the
public debate and the general common sense. Such relation has no
rigorous statistical support.
This hate campaign, based on hoaxes and
manipulations, has a really clear political goal: placing the axis of
social unrest on the national or ethnic origin from chauvinistic and
xenophobic standpoints. The political result of it is equally clear: the
division within the working class and the creation of false communities
of interest eventually benefiting the true culprits of our insecurity,
misery, and exploitation — the capitalist class and the institution at
its service.
The PCTE insists that one individual, reprehensible aggression can
never be used as a pretext to justify true hunts encouraged and led by
fascist and neo-Nazi elements — and neither to generalize, essentialize,
and hence stigmatize a social section as a whole. Every hesitation,
every concession to the xenophobic speech —even if it is on a
theoretical level— is one more victory for the reaction.
This violence contrasts with the silence of these same groups now
encouraging and promoting the pogroms about, for example, the multiple
sentences of employers in the region —including some from Torre Pacheco—
for exploiting migrant workers under subhuman conditions. May this
serve as an example to illustrate the working class in our country that
we are not facing “vigilantes”, but fascists who scrupulously select the
cases and the moment to nourish prejudices and fears among the
population.
Furthermore, this criminalization of migrant population deliberately
disregards the real socioeconomic factors that do influence on
criminality rates, such as poverty and social exclusion. Those who flee
from war, starvation or environmental destruction —caused by imperialist
powers like Spain— are blamed as the scapegoats of the problems created
by the very capitalist system. This silence on the structural origin of
the problems of both the native and the foreign workers —along with the
narrative of a nationalist and ethnic-oriented unity of interests, as
exclusionary as supremacist— is specially functional for the capitalist
interests in the midst of a pre-war period.
This ideological and political offensive is not coincidental and
cannot be separated from its context. The growing inter-imperialist
competition for the control of resources and trade routs causes wars and
massive displacements of population. The answers of the capitalist
Governments bring waves of chauvinism and xenophobia with them, which
are permeating in the society.
Likewise, the regrettable developments in Torre Pacheco evidence two fatal facts:
1) The responsibility shared by all the forces of reaction. While
parties like Vox foster hatred from the institutions, the groups of
reactionary squads are materializing such violence in the streets.
2) The passiveness and connivance of law enforcement. Against the
brutal repression suffered by trade-unionists and striking workers (such
as metal workers in Cádiz or the “Six of La Suiza”), fascist aggressors
have had impunity in their action in Torre Pacheco — even after public
appeals on social media.
The PCTE affirms that dividing the working class only favors the
capital. Only through the unity of all workers —migrants and natives—
will be possible to fight the exploitation and misery imposed by
capitalism. This unites us as a true bond of interest. The struggle
should have a neatly class-oriented nature, with a shared goal —
overthrowing this unfair system and building a new one at the service of
the social majority.
The PCTE calls on the working class and the people to reject the
reactionary speech and promote the unity and solidarity between workers
from every origin. Only a common organization of the working class as a
whole can generate a new culture of solidarity and internationalism
capable of tossing the false divisions of the capitalist society to the
dustbin of history. This organization should also have to urgently
multiply its operational and struggling capabilities to decisively face
possible future developments like those in Torre Pacheco.
Shoulder to shoulder.
Class against class.
Ante las cacerías reaccionarias en Torre-Pacheco
Resolución del Buró Político del PCTE
Madrid, 15 de julio de 2025
El Partido Comunista de los Trabajadores de España (PCTE) condena con
total firmeza los gravísimos ataques cometidos contra población
migrante o de ascendencia migrante en la localidad murciana de Torre
Pacheco. Estos hechos no son aislados: se inscriben en una peligrosa
escalada reaccionaria en nuestro país.
Desde el PCTE denunciamos que se está instalando y normalizando en el
debate público y el sentido común general una narrativa que asocia de
forma deliberada migración y delincuencia, pese a que dicha relación
carece de cualquier respaldo estadístico riguroso. Esta campaña de odio,
basada en bulos y manipulaciones, tiene un objetivo político muy claro:
situar el eje de conflictividad social en torno al origen nacional o
étnico desde concepciones chovinistas y xenófobas. Y un resultado
político igual de claro: la división en el seno de la clase trabajadora y
la concepción de falsas comunidades de intereses que benefician en
último término a los verdaderos culpables de nuestra inseguridad,
miseria y explotación: la clase capitalista y las instituciones a su
servicio.
El PCTE insiste en que una condenable agresión individual no puede
jamás servir como pretexto para justificar auténticas cacerías alentadas
y protagonizadas por elementos fascistas y neonazis, pero tampoco para
generalizar, esencializar y, por tanto, estigmatizar a todo un sector
social. Toda vacilación, toda concesión al discurso xenófobo, aunque sea
solo en un plano teórico, es una victoria más de la reacción.
Esta violencia contrasta con el silencio que estos mismos grupos que
hoy alientan y promueven los pogromos mantuvieron, por ejemplo, ante las
múltiples condenas a empresarios de la región, incluidos algunos de
Torre Pacheco, por explotar en condiciones infrahumanas a trabajadoras
migrantes. Sirva este ejemplo para ilustrar ante la clase trabajadora de
nuestro país que no estamos ante «justicieros», sino ante fascistas que
seleccionan escrupulosamente los casos y los momentos para alimentar
prejucicios y temores en la población.
Esta criminalización de la población migrante, además, ignora
deliberadamente los factores socioeconómicos reales que sí influyen en
los índices de criminalidad, como la pobreza y la exclusión social. Se
señala a quienes huyen de la guerra, el hambre o la destrucción
ambiental —causada por las propias potencias imperialistas como España—
como chivos expiatorios de los problemas que genera el propio sistema
capitalista. Este silencio ante el origen estructural de los problemas
tanto de los trabajadores nativos como de los extranjeros, junto a la
narrativa de una unidad de intereses nacionalista y etnicista, tan
excluyente como supremacista, resulta especialmente funcional a los
intereses capitalistas en pleno periodo prebélico.
Esta ofensiva ideológica y política no es casual y no puede separarse
de su contexto. La creciente competencia interimperialista por el
control de recursos y rutas comerciales provoca guerras y
desplazamientos masivos de población. Las respuestas de los Gobiernos
capitalistas llevan aparejadas olas de chovinismo y xenofobia que están
calando en la sociedad.
Asimismo, los lamentables sucesos de Torre Pacheco evidencian dos hechos gravísimos:
1) La responsabilidad compartida de todas las fuerzas de la reacción.
Mientras partidos como Vox azuzan el odio desde las instituciones, en
las calles son los grupos de escuadritas reaccionarios quienes
materializan esa violencia.
2) La pasividad y connivencia de las fuerzas del orden. Frente a la
brutal represión que sufren sindicalistas o trabajadores en huelga (como
los trabajadores del metal en Cádiz o las Seis de la Suiza), los
agresores fascistas han actuado en Torre Pacheco con impunidad, incluso
ante llamadas públicas en redes sociales.
Desde el PCTE afirmamos que dividir a la clase obrera solo favorece
al capital. Solo mediante la unidad de todos los trabajadores —migrantes
y nativos— será posible plantar cara a la explotación y la miseria que
impone el capitalismo y que nos une en un verdadero lazo de interés. La
lucha debe tener un carácter claramente clasista, con un objetivo
compartido: derrocar este sistema injusto y construir uno nuevo al
servicio de la mayoría social.
El PCTE hace un llamamiento a la clase trabajadora y al pueblo a
rechazar el discurso reaccionario y a promover la unidad y solidaridad
entre trabajadores de todas las procedencias. Solo una organización
común de toda la clase obrera podrá generar una nueva cultura de
solidaridad e internacionalismo que mande al basurero de la historia las
falsas divisiones de la sociedad capitalista. Esta organización deberá,
además, multiplicar con urgencia sus capacidades operativas y
combativas para hacer frente con determinación a posibles futuros
sucesos como los de Torre Pacheco.
Hombro con hombro.
Clase contra clase.
solidnet.org
