Adriana Fulger (Spineni-Rumanía, 1971) regenta desde mayo de 2016 un restaurante en Estepona, el Sol y Mar, el primer y único restaurante de comida … rumana de la ciudad que mezcla en su carta platos tradicionales de su país con cocina mediterránea y gracias a ella la carrillera en salsa se come desde 2023 en muchos restaurantes de Rumanía.
Adriana y su familia llegaron a España en 2003 por trabajo. Licenciada en gestión, marketing e ingeniería de telecomunicaciones y mano derecha del director general de la empresa nacional de telefonía en su país, trabajó durante 14 años en Eroski pasando por varios puestos desde cajera a coordinadora de área en la Comunidad de Madrid.
La compra de Eroski por Día y unas vacaciones en febrero de 2016 en Estepona cambiaron no sólo su vida sino también la de su marido Nico y su hijo Roberto, ya que decidieron volver a la Costa del Sol en abril y abrir, un mes después, en mayo de 2016, su restaurante en la céntrica calle Real, donde Adriana ofrece comida casera tradicional rumana y española.
«La pandemia fue un reto para nosotros, ya que tuvimos que cerrar como todo el país y pudimos continuar con el negocio cuando empezamos a mandar comida a domicilio», cuenta a SUR.
Chefi la cutite
En 2023 decidió participar en la primera edición de Chefi la cutite en su país, donde en una primera selección se presentaron 11.000 personas. Ella logró pasar cuatro pruebas más, entrando en el grupo de los 30 mejores chefs que disfrutaron de esa experiencia durante 3 meses en un concurso parecido al Top Chef que emite en España.
»Yo quería experimentar lo que era la alta cocina y lo logré. Recorrimos diferentes ciudades grabando, realizando muchas pruebas y prácticas culinarias», nos cuenta.
Hasta que llegó el momento de la elaboración de platos propios y ella eligió, entre ellos, la carrillera con salsa que elaboró para un jurado formado por los chefs Florin Dumitrescu, Sorin Bontea y Cătălin Scărlătescu.
«En Rumanía no se usa la carrillera del cerdo en cocina y, desde que hice ese plato en el concurso, hay restaurantes que la han introducido en sus cartas», nos explica.
Otros platos mediterráneos que Adriana Fulger cocinó en el concurso televisivo en Rumanía fueron tartar de salmón con aguacate y pulpo con patata cocida. «Mi objetivo allí fue, como digo, vivir la experiencia, no ganar. Necesitaba cambiar mi visión de la restauración tras tantos años centrada en mi propio negocio y quería conocer cómo era trabajar en la alta cocina».
Sarmale con mamaliga
En la actualidad, la carta de su restaurante en Estepona es un 80% española y un 20% rumana destacando el sarmale con mamaliga, que es el plato más solicitado, «hecho con carne picada mixta de cerdo y ternera con verdura envuelta en repollo pasteurizado con nata rumana agria».
Otro que reconoce que tiene bastante éxito es «micci, formado por tres tipos de carne, habitualmente cerdo, cordero y ternera, aderezado con especias y mostaza», todo a la plancha y todo realizado con ingredientes que confiesa le sirven proveedores rumanos, incluida la cerveza que acompaña estos platos.
Un tercer plato que Adriana nos cuenta que también tiene adeptos es «el plato tradicional rumano para cuatro personas: carne de cerdo, chorizo rumano, micci, pollo, patata, queso rumano y pastrami de cordero».
Y en el apartado postres, los que ella también cocina como el dulce relleno de crema que es un trampantojo de nueces o «el dulce papanasi, que es una bola de bizcocho tipo dónut con nata agria, mermelada de arándanos y mucho sabor a fruta».
En el comedor de su restaurante cuelga el cuchillo que recibió tras su paso por el programa Chefi la cutite junto a varios retratos del Conde Drácula, prueba irrefutable de que allí se respira gastronomía de los Cárpatos por los cuatro costados.