El caso Salazar está haciendo mella en el PSOE, tanto que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha entonado el ‘mea culpa’ “en primera persona” por los fallos en la gestión de las denuncias por acoso contra el que fuera su asesor en Moncloa, que se conocen desde el verano. Un “error no premeditado” que choca con el ideario de una organización que dice ser “el partido de las mujeres”, que son una parte importante de su electorado. En este contexto, mujeres que ocupan cargos de responsabilidad en el Partido Socialista exigen una transformación feminista “profunda” en la organización, que se acabe con cualquier posibilidad de “proteger” a los agresores y que “se escuche” a las víctimas.
“Ante la violencia machista, las feministas que militamos en el PSOE siempre hemos pedido, desde la autonomía que la conciencia feminista nos proporciona, que se alineen los discursos con la práctica de los principios que declaramos defender“. Es lo que firman este domingo en un artículo de opinión en El País Andrea Fernández (portavoz de la Comisión de Igualdad en el Congreso), Carmela Silva (portavoz de la Comisión de Seguimiento de la Violencia de Género en el Senado) y Araceli Martínez (vicepresidenta de la Comisión de Cultura en el Senado).
Estas tres mujeres avisan de que las contradicciones entre lo que el partido dice defender en público (al feminismo y a las mujeres) y las prácticas que se han conocido “debilitan la credibilidad” del PSOE en esta materia. El escándalo del caso Salazar se suma al desprecio hacia las mujeres mostrado por el exministro José Luis Ábalos y su exasesor Koldo García, tras hacerse público cómo se repartían prostitutas por catálogo o por ser “la más guarra”, algo que las feministas del partido ya tildaron en su momento de “vomitivo”. O a la denuncia pública que hizo la delegada del Gobierno en Asturias y ex número dos en el partido, Adriana Lastra, también una de las voces feministas más fuertes en el PSOE, respecto a que el ex secretario de Organización socialista Santos Cerdán orquestó una operación “de acoso y derribo” contra ella estando embarazada en 2022 que la llevó a dimitir.
Las tres socialistas admiten que “el machismo no es una suma de conductas puntuales, sino un sistema que atraviesa de manera estructural y transversal todas las esferas de la vida”, lo que incluye también a los partidos políticos. Por ello, exigen “transformaciones profundas que garanticen una igualdad real, plena y efectiva” también en estas esferas.
Ante lo sucedido con Salazar o ante casos que puedan ser similares, exigen “proceder con determinación” y “atajando cualquier posibilidad de generar entornos protectores con los agresores, silenciar a las víctimas o, como ya se ha apuntado, debilitar la credibilidad de un partido que, sin duda, ha contribuido de manera decisiva al avance de los derechos de las mujeres”.
Agradecen que la Secretaría de Igualdad haya “informado de los pasos que se han ido dando” respecto a este caso, pero consideran que, desde el primer momento, “debieron haber sido los órganos competentes los que pidieran perdón tanto a las víctimas como, de forma más amplia, a todas las mujeres, entre ellas las compañeras que llevan décadas sosteniendo la acción política del partido desde el feminismo, muchas veces con enormes costes personales y políticos, y que hoy ven cuestionado un trabajo construido con esfuerzo y compromiso”.
El “injusto” coste personal y político a las mujeres por conductas de otros
Insisten en que “la coherencia no puede reducirse a un mero recurso discursivo” ya que es “condición necesaria” para la credibilidad en el partido. “Por ello resulta injusto, pero también injustificable, que cuando se evidencian actuaciones contradictorias con los principios y valores que nos permiten avanzar hacia la democracia plena, parezca que debamos ser las mujeres las que demos las explicaciones que no nos corresponden“, sentencian.
Se da la circunstancia de que una de las personas que ha estado en el foco de las críticas por las actitudes machistas de sus compañeros es la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, que fue fotografiada en noviembre comiendo en un restaurante de Madrid junto a Salazar, pese a que ya se conocían las denuncias por acoso y había sido apartado. Alegría también sufrió ataques machistas después de conocerse que ella se había alojado en el Parador de Teruel en septiembre de 2020 al mismo tiempo que Ábalos, cuando este habría realizado una fiesta con prostitutas. Fue a ella, que entonces era delegada del Gobierno en Aragón, a la que le pidieron explicaciones al respecto.
Las firmantes del artículo también han lamentado que las responsables de Igualdad del PSOE, “claves en la defensa de las reivindicaciones feministas” con frecuencia “terminan recibiendo las críticas que deberían asumirse desde otros espacios de responsabilidad”. Y que “en demasiadas ocasiones” se interpela a la Secretaría de Igualdad “como si estuviera obligada a ofrecer respuestas a problemas que el feminismo no ha generado, poniéndose de este modo en el foco precisamente sobre las compañeras que más han trabajado para evitar llegar al escenario”.
Andrea Fernández, que fue aupada por Adriana Lastra como secretaria de Igualdad en la Comisión Ejecutiva del PSOE, fue relegada por Pedro Sánchez en enero de 2024, pese a que en la legislatura anterior había adquirido gran protagonismo en las ruedas de prensa del partido y en el Congreso. El relevo se dio al tiempo que asumía mayores cotas de poder Javier Alfonso Cendón, número uno de los socialistas de León, como portavoz adjunto en la Cámara Baja, tras tensiones entre ambos.
Unos meses antes, precisamente para las elecciones generales de 2023, el PSOE decidió relegar en las listas a perfiles feministas jóvenes que estaban despuntando en el partido, como Beatriz Carrillo (que había sido Comisión de seguimiento y evaluación del pacto de Estado contra la Violencia de Género) o Raquel Pedraja (que fue ponente de la Ley Trans y secretaria LGTBI de la ejecutiva del PSOE en La Rioja).
“Son muchas las mujeres que desean seguir confiando en el PSOE”
Las tres dirigentes que firman el artículo avisan de que la perspectiva feminista debe aplicarse “de manera integral” en la organización, con un mayor control sobre los protocolos contra el acoso y otras violencias. “Y, por supuesto, escuchar a las víctimas, acompañarlas y articular medidas que ayuden a reparar el daño causado”.
Por último, advierten de que las mujeres que participan en la vida del partido, desde todos los territorios, de todas las edades y desde sus distintas responsabilidades “no van a renunciar a exigir que se haga lo correcto”: “Son muchas las mujeres de nuestro país que desean seguir confiando en el PSOE“.
Precisamente este domingo, unas 300 mujeres del PSOE de Málaga han respaldado ya el manifiesto que promovió este pasado jueves la Secretaria de Igualdad del partido en esta provincia a en el que expresaba “de manera clara y contundente” su condena “absoluta a cualquier forma de acoso, violencia o conducta machista, venga de quien venga y ocurra donde ocurra”, tras la denuncia de una militante socialista de Torremolinos (Málaga) contra el secretario general del PSOE Local, Antonio Navarro, suspendido de militancia, por presunto acoso sexual: “Ni una mujer sola, ni una agresión sin respuesta”.
