Barcelona no para de abrir restaurantes, y muchos de ellos tienen sabores orientales. Se nota que por estos lares gustan los platos que vienen de Japón, China, Tailandia, Corea del Sur…
En este artículo seleccionamos buenos restaurantes asiáticos de la capital catalana que deberías conocer.
Enric Buendía y Arístides Ribalta surfean la cocina asiática, con énfasis en Japón, y la mezclan con salsas francesas y una mirada mediterránea en este restaurante del Eixample: Taberna Kamikaze.

El cabracho con mantequilla de ‘ponzu’. / Laura Guerrero
Jaume Marambio y Victoria Maccarone cruzan la cocina mediterránea con la asiática en el lugar donde estuvo Pakta (Lleida, 5). No es Pakta, claro, pero lo japonés sigue sobre la vajilla, mezclado con lo catalán, con “lo mediterráneo”, prefiere el cocinero. Esta es una ‘izakaya’ o taberna con sabor a fricandó. Esto es lo que comió nuestro cronista gastronómico, Pau Arenós, en Alapar.

El montadito de calamar y panceta ibérica. / Manu Mitru
Este restaurante en el centro de Poblenou sorprende con una carta oriental y ‘plant based’ en la que todas las elaboraciones se hacen allí mismo, desde el pan ‘bao’ hasta el fuagrás de origen vegetal. Otra manera de entender la cocina asiática la que propone Desoriente.

Varios de los platos del restaurante Desoriente. /
Shigemi Kawahara, que tiene 300 establecimientos en todo el mundo dedicados al ‘ramen’, se estrena en España abriendo uno en el Eixample. Tiene cuatro tipos, todos elaborados con caldo ‘tonkotsu’ (huesos de cerdo). Te lo contamos en este reportaje sober Ippudo.

Shigemi Kawahara, el rey del ‘ramen’, en el restaurante Ippudo de Barcelona. / Ferran Imedio
Los chefs David Romero y Toni Solans surfean la ola asiática con un restaurante que recibe múltiples influencias. Estas son las que encontró Pau Arenós en su visita a Mantis.

El ‘har gow’ de gambas de Mantis. / Joan Cortadellas
Elia Caral tiene un establecimiento dedicado a los ‘dumplings’, con Giulia Campazzi en la cocina, y con un repertorio de tapas asiáticas. Está en la calle de Sepúlveda y se llama Dr Zhang.

Ensalada de ‘noodles’ con salsa de cacahuetes y rollitos de primavera de Dr. Zhang. / A. FROLOFF
Este restaurante reivindica la rica despensa del delta del Ebro con una solvente carta de platos nipones en los bajos del Hotel Ohla Eixample. Y te recuerda que a apenas dos horas de Barcelona, tienes un tesoro que funciona de maravilla con la gastronomía asiática: ostras, atún, langostinos, navajas, arroz… Si quieres saber más, aquí te contamos todo sobre Kintsugi.

Plato de ‘sashimi’ del restaurante Kintsugi. /
Somodó cerró en Gràcia y ha reabierto como Somodó Bá (‘bá’ en japonés significa espacio), una barra para ocho comensales, aunque, de momento, solo acoge a seis. Un único cocinero (y camarero y limpiador y…), un menú de mediodía y un menú nocturno, ambos a un precio formidable para lo que se ofrenda. Esto es Somodó.

El pez mantequilla del restaurante Somodó Bá. / Manu Mitru
El piso 26º del Hotel W ha estrenado un espacio donde probar la cocina tradicional nipona con productos mediterráneos, beber un cóctel de autor y bailar hasta la madrugada. Esto es lo que se come y se disfruta en Noxe.

Uno de los platos del restaurante japonés Noxe, en el Hotel W. / El Periódico
Que en la cocina tradicional japonesa no todo es ‘sushi’ se sabe, pero son pocos los restaurantes japoneses en la capital catalana que quieran defender la amplia gastronomía del país asiático. Por eso son muchos los platos desconocidos para el gran público que frecuenta sitios donde sirven ‘nigiris’, ‘makis’ y poco más. Y Os-kuro, en el Hotel Claris, es uno de ellos. Presume de tener el sofisticado ambiente de los sushi bars de Londres, Paris o Nueva York, y en su carta hay platos como el ‘chawanmushi’ de cangrejo real, el salmonete integral con ‘ankimo’, el ‘ikayaki’ de anzuelo con anisados, el meloso de atún con puerros al ‘miso’ o las setas de temporada con panceta de atún y yema curada. Atención a la opción de hacer un maridaje con los sakes que propone la experta sumiller de la casa.

Setas de temporada con panceta de atún y yema curada del restaurante Os-Kuro. / Cata Mayor
Este es un restaurante recomendable para los que quieran conocer un japonés de serie media. El lugar idóneo donde comer es una de las nueve plazas de la barra de la entrada. Desde allí se pueden contemplar los movimientos del chef, la minuciosidad, la limpieza, la habilidad en el corte… Si quieres saber más, aquí te lo contamos todo sobre Futami.

Toni Durban y Daisuke Kigawa con los cuchillos en Futami. / Ferran Nadeu
El restaurante de Albert Raurich y Tamae Imachi ha cumplido 15 años. Es una barra que inició un modelo altamente copiado de proximidad y libertad creativa. Para celebrar el aniversario repasan una selección de platos de los que damos cuenta en esta crónica de Dos Palillos.

El calamar negro de Dos Palillos. / Laura Guerrero
El ‘hand roll’, con presencia en otras capitales, se abre paso en Barcelona de la mano de Luis Arévalo, uno de los primeros chefs en darle a lo japoperuano. Esta es su propuesta en Akiro.

Montaje de un ‘hand roll’ en Akiro. / Pau Arenós
Anh-Van Chac y Carles Amat están al frente de este establecimiento donde el ‘phô’ es capital y sirven platos que honran la memoria familiar. Y, seguramente, el título mejor restaurante vietnamita de Barcelona debería ser para Món Việt.

Los canelones de arroz rellenos de carne y verduras de Món Viêt. / Jordi Otix
Raquel Blasco y Marc Santamaria festejan los diez años de su restaurante catalanoasiático con una recopilación de platos emblemáticos. Aquí repasamos los grandes éxitos. Si fuera el recopilatorio un disco que los roqueros publican entre disco y disco original, el título que mejor le iría es Casa Gran. Así es Casa Xica.

Los fideos de soja verde con gambas de Casa Xica. / Marc Asensio
Last Monkey: el último mono. Así se siente, de forma irónica, Stefano Mazza, chef en la jungla de Sant Antoni. Precio pequeño, carta pequeña, restaurante pequeño, cocina diminuta (4,5 metros cuadrados: en la oferta de trabajo pidió un ‘pica’, un ‘lavaplatos’ que no abultase demasiado). Satisfacción grande. Todo esto y más, es .

Varios platos de Last Monkey. / Facebook
Esta cafetería-restaurante del centro cívico Vil·la Urània triunfa de lo lindo con sus platos japoneses y con algún que otro toque de fusión, siempre de raciones y precios más que generosos con los bolsillos famélicos. Sirva de ejemplo un bol de ‘udon’ que llena el buche que da gusto: cuesta 13,90 € con acompañamiento y bebida incluida. Si quieres saber más, aquí tienes más información sobre Kasa Hanaka.
La cocina japonesa no es solo ‘sushi. También es carne, y no solo de ‘wagyu’. Y hecha en una barbacoa porque a los nipones les gusta mucho. Este enorme restaurante hace pedagogía -y un poco de ‘show’- al respecto. Cada mesa cuenta con una parrila incrustada en el centro para que puedas hacerte sus tiernas, sabrosas y excelentes carnes a tu gusto (sí, también tienen ‘wagyu’). Pero hay más y te lo contamos en esta crónica sobre nuestra visita a Shikô by Yamato.

Las carnes en la parrilla del restaurante Shikô by Yamato. / El Periódico
El establecimiento de la calle de Enric Granados propone platos eclécticos con excelente producto en un ambiente que te transporta a Eivissa. Vale la pena apostar por el menú degustación, que puede pedirse por partes. Así se come en Arko.

La bandeja con el menú degustación de Arko. / El Periódico
Después de 15 años, Adelf Morales y Eva Melè han decidido dar un nuevo aire a su restaurante, pero solo a nivel decorativo. Han cambiado de sitio la puerta del restaurante Topik, desplazándola de la derecha a la izquierda, y han montado una barra en la que Adelf puede atender a una docena de clientes. De ninguna manera el cambio afecta a la calidad de los platillos de esta casa precursora en Barcelona de la cocina de aliento asiático. Lo comprobó Pau Arenós en su reciente visita a Topik.

El ‘sushi’ prensado del restaurante Topik. / Elisenda Pons
Este restaurante distinguido con una estrella Michelin es el mejor japonés de Barcelona. Y para seguir siéndolo, Hideki Matsuhisa ha remodelado su establecimiento: un pasillo oscuro lleva al luminoso comedor con tres barras donde reinan el crudo y la parrilla. Así es el nuevo Koy Shunka.

El calamar ahumado y su ‘nigiri’ en Koy Shunka. / Jordi Otix
El chef Ly Leap elabora platos del sudeste asiático que se originaron a miles de kilómetros de distancia de la calle de Muntaner, donde se ubica su restaurante, un clásico de Barcelona llamado Indochine.
Casa Masala (Muntaner, 152) es la evolución de Masala 73, que abrió en 2017. Sigue bordando los curris y el ‘street food’ indio, con sabores muy auténticos del país asiático, pero ahora adaptados al formato tapa. La bomba Bombay es, probablemente, su mejor ejemplo: una pasta a base de patata, garbanzo y guisante, salsa brava especiada y mayonesa de curri. Otras propuestas en esta línea son los tacos de secreto de ibérico al curri ‘vindaloo’ con yogur especiado picante, el ‘dahi puri’ (esferas crujientes de harina de garbanzo rellenas de patata y legumbres con yogur, salsa picante, tamarindo y granada) y las ‘pakoras’ (verduras rebozadas con cebolla morada con ‘garam masala’ y acompañadas de salsa de tamarindo y semillas de hinojo). Así fue la última visita que hizo Pau Arenós a .

La bomba Bombay del restaurante Casa Masala. /
Este restaurante del Eixample está regentado por una familia coreana que sirve cocina tradicional de su país. ‘Kimchi’ casero, oficio y porcelana del país asiático se unen en Soban de Jo Lee.

‘Japchae’, fideos de boniato salteados con verduras y carne del restaurante coreano Soban de Jo Lee. / Òscar Gómez
Una visita al restaurante Little Andaman (Muntaner, 182) sirve para hacerse una idea de cómo es la cocina costera del sur de la India: más pescado, más marisco, menos picante, otras especias, más coco… Lo que se estila en las provincias de Goa, Gujarat, Kerala, Andhra Pradesh… Nada que ver con la idea que se tiene de la gastronomía hindú, de sabores mucho más potentes. De hecho, las islas Andaman son las que están más lejos de la India continental. Encontrarás aquí platos amables que se adaptan bien a nuestro paladar por su suavidad. ¿Cuáles? Aquí te lo contamos todo sobre Litlle Andaman.

Carabineros al vapor. / Alex Froloff
Ivan Surinder prepara el ‘tikka masala’ siguiendo la receta de su padre, Nath Surinder, que falleció y fue el primer chef indio de Barcelona. Pero también borda otros platos especiados. Aquí te contamos qué se come en Tandoor.

El pollo ‘tikka masala’ del restaurante Tandoor. / Joan Cortadellas
La visita al horno ‘tandoor’ debería ser obligada para comprender el ardor indio. Solo hay que pedir a Sangay Das Gupta, el director de Rangoli, un ‘tour’ por la cocina y curiosear en esa tinaja de Alí Babá donde pegan los panes en las paredes y clavan los alimentos en brochetas para el tostado. Pero de ese artilugio salen más cositas ¿Cuáles? Aquí te contamos lo que se come en Rangoli.

Anand, con un par de brochetas, y su socio, Sangay, en Rangoli. / Joan Cortadellas
Los hermanos Majid y Mani Alam y su cuñado, Bilal Khan, procedentes del Punjab paquistaní, que también tienen el restaurante paquistaní, Baby Jalebi, han abierto una cantina india en Poblenou donde sirven una costilla de cordero al ‘tandoor’ de rechupete. Para beber, los vinos que sugiere la sumiller italiana Irene Cavalli. Si quieres saber más, aquí tienes la crónica de Achaar.

El cordero al ‘tandoor’ y arroz de Achaar. / Jordi Otix
Este es un elegante restaurante donde dejarse llevar por la maestría del ‘sushi chef’ y descubrir la mejor cocina japonesa de la ciudad que elaboran dos hermanos… ¡chilenos! Así de bien se come en Jara Omakase & Sushi.

Los hermanos Jonathan y Robby Jara. / El Periódico
La diminuta taberna del Eixample sirve cuatro contundentes tipos de ‘ramen’ y otros platillos que viajan entre nuestra gastronomía y la asiática. Esta es la crónica de nuestra visita a Budda Ramen Bar.

El ‘ramen’ de pollo de Budda Ramen Bar. / Ferran Imedio
Chunlin Yu (1997) llegó a Catalunya con 14 años y su deseo es absorber la cocina catalana para mezclarla con la de China. Puntos en común, además de los hongos: la casquería, el cerdo, el pato, las pastas o el arroz, por citar unas pocas posibilidades. Así es como quiere dar personalidad a su restaurante, llamado Ginnan.

Plato de caballa del restaurante Gingko. / Elisenda Pons
El ‘hand roll’, con presencia en otras capitales, se abre paso en Barcelona de la mano de Luis Arévalo, uno de los primeros chefs en darle a lo japoperuano. Esta es su propuesta en Akiro.
Arnau Muñío ha llevado su pequeño restaurante de la Boqueria a la calle de París: dos barras para una oferta excelente de catalanidad viajada. Te contamos aquí lo que hacen en Direkte.
El restaurante que dirige Adam Lam llega a los 25 años entre budas y guerreros. Lo fundó Lam Chuen Ping, que llegó a Barcelona en 1972, cuando encontrar a un chino por la calle era una rareza. Esto es lo que puedes comer en Memorias de China.

El pato laqueado de Memorias de China. / Manu Mitru
Ly Leap (Indochine) se salta felizmente y a la torera la ortodoxia combinatoria oriental con ‘gyozas’ de pasta casera rellenas con imaginación, poderío y fragancia en Gyoza House.

Un plato con cuatro ‘gyozas’ de Gyoza House. / El Periódico
Este restaurante es como la casa de Alex Vall, que tiene una mesa grande donde sirve platos que elabora ‘in situ’ con productos de primera y técnica japonesa. Aquí te contamos de qué va Umo.

Alex Vall, chef del restaurante Umo. / Lekuona Studio
Mya Kim dejó su trabajo en un colegio de Busan, en Corea del Sur, para convertirse en cocinera en Barcelona porque se enamoró de la capital catalana cuando vino a estudiar castellano. Ahora sirve platos típicos de su país, muchos de ellos pasados por la barbacoa, en dos nuevos establecimientos homónimos llamados Gyojasang Korean Kitchen & Bar.

‘Gimbap’ de ternera del restaurante coreano Gyojasang. / Roger Alsina
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