Hay despedidas que duelen porque no se va solo un negocio. Se va una rutina, una mesa compartida, un lugar donde muchos se han sentido como en casa. Este domingo, 21 de diciembre, el Restaurante Alfonso bajará la persiana por última vez en Estepona, poniendo punto final a más de dos décadas de hostelería familiar marcada por la cocina casera, la cercanía y el trato de tú a tú.
El motivo no es otro que la jubilación de Alfonso, alma del restaurante, que después de más de 20 años al frente, sin apenas descansos, ha decidido que ha llegado el momento de parar. Lo hace con una mezcla inevitable de alegría y tristeza. Alegría por el descanso merecido. Tristeza por dejar atrás una vida entera.
Una vida entera detrás de los fogones
El Restaurante Alfonso no ha sido solo un bar o un comedor. Ha sido un proyecto familiar, levantado con el trabajo diario de Alfonso, su mujer, su hijo y otros familiares, todos codo con codo durante años. “Es toda una vida”, repiten con emoción. Más de 20 años sin cogerse una baja, sacrificando fines de semana, fiestas y tiempo personal.
Por sus mesas han pasado clientes de Estepona, pero también visitantes de toda España y de distintos países de Europa. Franceses, ingleses y turistas que, una vez descubrían el lugar, volvían. Porque aquí no solo se venía a comer: se venía a sentirse bien tratado.
Hasta el último día, como siempre
El restaurante mantendrá sus puertas abiertas hasta este domingo, ofreciendo toda su carta, menús diarios, platos especiales y esa comida casera que tantos clientes han convertido en costumbre. “Hasta el último día vamos a tener de todo”, insiste Alfonso, fiel a su manera de trabajar.
El cierre no llega por falta de clientela. Llega porque el cuerpo ya no da más. Tras un año y medio intentando traspasar el negocio, la decisión final ha sido clara: es momento de descansar y empezar otra etapa.
Gratitud, emoción y un hasta luego
La despedida está siendo especialmente dura para la familia. Hay emoción, lágrimas y recuerdos acumulados. Pero también agradecimiento. A Estepona. A los clientes de siempre. A los que llegaron una vez y volvieron muchas.
“Estamos muy agradecidos al pueblo de Estepona”, repiten. Reconocen que todo lo vivido ha sido posible gracias a quienes han llenado el restaurante durante años. Y aunque el local cierre, dejan claro que no se van: seguirán cruzándose con sus clientes por la calle, con el mismo cariño de siempre.
Un restaurante hecho, a la espera de nuevas manos
El local queda listo para quien quiera continuar la historia. El restaurante está completamente montado, con una clientela fiel y un nombre reconocido. La familia anima a quien tenga ganas de trabajar a acercarse y hablar con ellos. “Aquí lo importante es tener ganas”.
Este domingo será el último servicio. La última comanda. El último “¿todo bien?”. Pero también será una despedida a lo grande, como merecen más de 20 años de trabajo honesto.
