Lo que comenzó como la investigación de un secuestro en Marbella terminó destapando una red criminal asentada en la Costa del Sol y dedicada a una amplia gama de delitos, desde ajustes de cuentas hasta tráfico de drogas. La Policía Nacional ha detenido a quince personas, todas de nacionalidad francesa, en el marco de las operaciones Lobezno y Barbas, que se desarrollaron de forma paralela y acabaron convergiendo en un mismo punto de la investigación.
En la operación Lobezno, los agentes arrestaron a diez ciudadanos franceses vinculados con el secuestro de un ciudadano marroquí, con nacionalidad francesa, que tuvo lugar en el parking del restaurante Lobito de mar, del chef malagueño Dani García, en Marbella. Fue el 1 de octubre de 2024.
La víctima del secuestro fue asaltada junto a un acompañante en el aparcamiento de un restaurante de Marbella. Varios individuos lo abordaron y lo introdujeron por la fuerza en otro vehículo, manteniéndolo privado de libertad durante cinco días. Finalmente, fue liberado en Torre de Benagalbón (Rincón de la Victoria). En el plazo de una semana se identificó a dos presuntos autores, pero la investigación siguió abierta.
En el marco de la misma operación, dos ciudadanos franceses fueron detenidos en Mijas Costa y Estepona en relación con la tentativa de homicidio a dos súbditos suecos en Benalmádena, ocurrida en diciembre de 2024, apenas dos meses después del citado secuestro.
Tras coger un vehículo de transporte VTC, los perjudicados fueron interceptados en la calle Poseidón por unos hombres a bordo de otro vehículo, provistos de un subfusil y de una pistola. Las víctimas, amenazadas en su país en relación con el crimen organizado, lograron salir del coche y salvaron su vida arrojándose por un talud de 30 metros de altura, teniendo que ser finalmente rescatados por los bomberos. Estos hechos dan cuenta de la gran peligrosidad de los detenidos y el alto grado de violencia que utilizaban. Los agentes intervinieron 21 armas de fuego que la organización tenía almacenadas en una vivienda de Estepona.
Todas las pesquisas en torno a ambos sucesos llevaron a los investigadores a descubrir otros delitos asociados. Así nació la operación Barbas, en la que fueron arrestadas otras cinco personas —también francesas— y emitida una Orden Europea de Detención y Entrega contra otro ciudadano galo. A los implicados se les imputan los delitos de tráfico de drogas, falsificación documental, sustracción de vehículo, tenencia ilícita de armas y pertenencia a organización criminal.
Durante el desarrollo de la investigación, los agentes averiguaron que dos miembros de la red habían alquilado una nave industrial en Antequera utilizando identidades falsas. Todo era un sistema de engranajes que casaban a la perfección. A finales de mayo, descubrieron que ese espacio se usaba para cargar una furgoneta con hachís, que posteriormente sería transportada en un camión-furgón de alquiler con matrícula polaca rumbo a Madrid. El vehículo fue finalmente interceptado en Jaén, donde los agentes hallaron 374 kilos de hachís ocultos en su interior.
Las operaciones permitieron constatar que todos los detenidos formaban parte de una misma organización criminal, caracterizada por su alta peligrosidad, estructura flexible y actuación extremadamente violenta. Los miembros del grupo estaban involucrados en múltiples delitos y mostraban una notable versatilidad delictiva, lo que ha llevado a las autoridades a considerarla una red especialmente activa en el sur de España.
