Sánchez se desmentía 24 horas después; se lo quitó de en medio

• Sánchez cesa a Antonio Hernández, mano derecha de Salazar en Moncloa
• Cargos del PSOE urgen a resolver el caso Salazar por el desgaste que genera incluso entre “sanchistas”

Carlos Alsina ha vuelto a colocar el foco en uno de los episodios que más desgaste interno ha generado al PSOE durante las últimas semanas: el llamado caso Salazar. En su monólogo en Más de uno, el periodista ha analizado cómo el “fuego amigo”, tan habitual en política, ha marcado el avance de un escándalo que el partido ha tratado de gestionar sin demasiado acierto. La historia, contada por quienes la conocen desde dentro, ha revelado un clima de tensiones, silencios y maniobras destinadas a evitar daños mayores en plena actividad gubernamental.

Alsina ha recordado que las primeras alertas no llegaron por casualidad. Han sido mujeres del propio PSOE, trabajadoras en Moncloa, quienes habían denunciado los comportamientos de Paco Salazar. Según el locutor, estas mujeres han accionado un mecanismo interno para impedir su ascenso dentro de la estructura del partido, temiendo que Pedro Sánchez lo promocionara para sustituir a Santos Cerdán en Ferraz. “Hicieron naufragar la operación sin que nadie les agradeciera públicamente haber librado al PSOE de tener un secretario de organización tan poco feminista”, ha señalado.

La reacción inicial, sin embargo, ha sido prácticamente inexistente. Aunque se les había prometido una investigación interna, esa indagación no llegó a ponerse en marcha. Ha sido solo después de que algunos medios destaparan que el asunto había quedado enterrado cuando el partido ha improvisado una respuesta confusa, un “argumentario averiado”, según Alsina, que mezclaba explicaciones apresuradas con justificaciones de tipo jurídico.

El caso ha seguido escalando. Este martes, el Consejo de Ministros destituye a Antonio Hernández, director de coordinación política en Moncloa y señalado por las mismas denunciantes como el colaborador más cercano de Salazar. Alsina ha descrito su papel como el de alguien que “se ocupaba de justificar los comportamientos del compadre” y trataba de convencer a las afectadas de que todo era un malentendido. Y es que las informaciones publicadas han sido decisivas para que Sánchez reaccionara. “El presidente, lector atento, olió de nuevo el peligro y se lo quitó de en medio”, ha dicho.

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El locutor también ha cargado contra el cambio de postura del Ejecutivo, al recordar que solo un día antes Sánchez había descartado cualquier destitución vinculada al caso. “El mismo Sánchez que el sábado había dicho que jamás había habido connivencia de ningún cargo con Salazar, 24 horas después se desmentía a sí mismo”, ha explicado Alsina. Y lo ha definido como un récord incluso para un “presidente reversible”, expresión con la que ironiza sobre los giros constantes del líder socialista.

Alsina ha insistido en que lo ocurrido no puede considerarse fuego amigo, porque no nace del error ni de un accidente, sino de una denuncia que el propio PSOE ha dejado morir durante meses. Ha criticado también que, mientras el asunto se enfriaba, algunos compañeros de partido han movido contactos para abrir puertas laborales a un Salazar ya volcado en su faceta como consultor privado. Y ahora, tal y como asegura, “todo será que se pongan a buscarle trabajo al director de coordinación Hernández”.

La onda expansiva del caso, según ha explicado el periodista, ha afectado a varias carreras políticas de primer nivel dentro del socialismo. Ha mencionado a María Jesús Montero, a Pilar Bernabé, a Pilar Alegría y a Miguel Ángel Gallardo, inmerso en el sprint electoral en Extremadura. Todos ellos, de una manera u otra, han quedado vinculados al entorno del escándalo, lo que ha tensado aún más el escenario territorial y orgánico del PSOE.